Lo peculiar de este restaurante ambientado en los años 50, son sus camareros estudiantes que quieren llegar a ser futuras estrellas en los musicales de Broodwaylos cuales se visten para la ocasión y no paran de cantar y bailar encima de barras y mesas, mientras las sirven. Y cuando digo que no paran de cantar… Es literal. No paran. No hay un segundo de silencio, porque en lo que termina uno, comienza otro camarero. Nosotros fuimos por la noche a cenar después de estar andando por Nueva York desde las de la mañana, y casi nos quisimos morir.
Es cierto el dicho que proclama que cada persona es un mundo, sobre todo en la cama. No en vano, después de llegar al culminación cada hombre reacciona diferente. Como lo leen. Escozor de ojos, congestión gangoso y fiebre.
Y ya sabéis: si vais a ver la ciudad en pareja y queréis una experiencia especial, podéis contactar con nosotros y preguntarnos. Si ya quieres rizar el rizo, entonces no dudes en dar un paseo en auto de caballos. Por eso, porque no apetece preparar ni desayuno ni refrigerio, se inventó el brunch. Una mimosa y un plato fuerte dulce o salado y vuestro día acaba de comenzar con energía para poder andar la ciudad. El Jardín Japonés. Las posibilidades son muchas: un cruceros con cena, un paseo en el Watertaxi o simplemente viajar hasta Staten Island en el ferry gratuito. Pasear sobre el Puente de Brooklyn al anochecer Nos encanta el Puente de Brooklynya lo hemos dicho montones de veces. Su arquitectura, su belleza y su encanto son incomparables. Al salir del puente, debajo se encuentra Brooklyn Bridge Park.
