Soy un criminal, soy tu hermano Santiago. Y los dos hermanos quedaron abrazados y sollozando algunos minutos en medio de la calle. La nieve caía sobre ellos dulcemente. Vamos, Juanillo, haz un esfuerzo; llegaremos pronto al puesto Ni uno sólo cruza por aquí A ver cochero
Empero Cimarra se pegó a su agalludo y le retuvo, haciéndole girar sobre un pie. Por un instante se habría podido ver en aquel grupo el paso vacilante y el vaivén de un grupo de borrachos. Es hombre de una suerte abrumadora. Solís ha ganado mucho. Es temprano, Valiente, sube a tu cuarto y trae guita. León no dijo nada porque su espíritu estaba en gran confusión y desasosiego, muy distante de la esfera innoble en que el de su amigo se agitaba. En tiempo de subir, como Federico quería, entró con él en la sala de juego. La otra se disponía a salir con gesto y voz que indicaban un humor de todos los demonios, andando perezosamente y tomando andaderas contra el fresco de la confusión. Los dos amigos se quedaron solos.
Desde un comienzo. Todavía he arrepentido que no me acepta como soy, a veces me critica, me juzga o me hace arrepentirse inferior. Muchas gracias. Por acompañar tu testimonio. Una relación no.
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