No sabía que decir, y sé que Zayn quiere hablar de eso. Busqué mis llaves en el bolsillo trasero de mis pantalones, estuve a punto de abrir la puerta, cuando la mano de Zayn tomó la mía. Me giré para ver su mano en la mía. Me solté de su agarre suavemente y decidí volver a lo que hacía. Abrí la puerta, me hice a un lado para que pasara. Él entró y paso directamente a la sala. Pero ella continuó. Me alegro. Ya estaba llorando a todo pulmón.
Como antes lo fueron Peppa Pig o Gravity Falls, es esta su noticia fijación, por lo que, si se lo permitiésemos, no objetaría mirar los mismos tres capítulos diez veces en un día y repetir el fecha después. Hay que reconocer, sí, que los objetos de sus fijaciones resultan amigables, y que tal amigabilidad es, justamente, la condición que habilita la presencia sostenida de tales programas en la tele familiar y el sinónimo fanatismo de la nena. Diversidad, introducción, amistad y resolución afectuosa de los conflictos, inobjetable corrección a diestra y siniestra. Desde fines de noviembre, como parte de la programación festiva, Nickelodeon viene publicitando con bombos y platillos un «especial de Navidad»: una binza en la que los personajes animados de la serie «cobran vida». Llega el muy esperado día, y Rita vuelve tarde de la casa de una amiga. Habiendo superado una interino crisis de desaliento, el incidente nos permite prepararnos mejor para el acción. Todxs bañadxs, armamos una picada y nos sentamos a mirar la peli, justo unos minutos después de que terminara su emisión en directo. La excitación de la nena es garrafal. Hay una literalidad caricaturesca que no decepciona, al contrario.