El negocio de la prostitución se ha disparado con la crisis económica. Especialmente delicado es el caso de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante. Hay que tener una formación», dice. Concha Borrell repite esa frase una y otra vez en sus clases de prostitución. Sus alumnas son seis chicas que quieren ser prostitutas. La lección empieza a primera hora de la mañana en un aula que Concha ha alquilado en el centro de Barcelona.
Oxford University Press Geoffrey Miller. Anchor Books David M. Buss La evolución del deseo. Robert Wright. Es cierto que hoy hay universitarias que la practican para comprarse ropa o chonis para operarse las tetas pero nada de esto puede ocultar el lado obsceno, prohibido y escatológico de la sexualidad por dinero. Hay algo diabólico en la sexualidad que no puede blanquearse del todo y que se niega a ser psicologizado, a ser regulado y a ser prohibido.
A partir de mi postura feminista proderechos, nacida gracias a una larga asistencia con el colectivo Prostitutas Indignadas en el Raval de Barcelona, me propongo desmontar ciertos tópicos sobre el trabajo sexual y trazar una resonancia entre cuerpos, calles, feminismos y protesta. Conversar de trabajo sexual en términos de trabajo significa reconocer antes que carencia que es un intercambio voluntario de servicios sexuales por dinero. Significa reconocer que la prostitución no es parecido de trata. No es un aberración unívoco, mucho menos uniforme, y su heterogeneidad se complejiza con las diversas formas que asume, no solo en distintos contextos y mercados, sino todavía en términos históricos y culturales. La lucha de las trabajadoras sexuales y de las feministas proderechos de las trabajadoras 1 consiste justamente en reconocer el trabajo sexual como trabajo. A pesar de que las trabajadoras sexuales ponen en el centro del lid feminista cuestiones fundamentales, aportando sus sabidurías y experiencias, en el feminismo sigue existiendo e intentando imponerse la actitud abolicionista. Las trabajadoras sexuales han sido representadas por el discurso abolicionista como personas sin agencia, víctimas, pasivas, explotadas, sin capacidad de decisión.
Lleva un vestido negro de tela suave sin mangas y el pelo teñido de varios colores. En los pies, unas botas negras de plataforma, tipo película futurista. Tiene buen aspecto, deje con mucha corrección y mucho : es una mujer educada. Por antonomasia, a la hora de alquilar un piso. O en el banco, el médico o en el colegio de sus dos hijos, de tres y 10 años. Viko trabajaba de cajera, pero la echaron. Le propusieron dar masajes. Pero acabó aceptando.