Encuentros

Fidelidad e Infidelidad en las Relaciones de Pareja Nuevas respuestas a viejos interrogantes

Formas de conocer personas 646492

No besa. No toca. Simplemente nada y tenemos poco de casados. Me ha despreciado mucho sexualmente hablando que estoy agotada emocionalmente,El dice que no siente deseo sexual asi de simpleque yo puedo masturbarme y comprar juguetes, que no hay problema para usarlos a solas ya que no desea participar … es el unico problema de nuestro matrimonio. Solo se que A partir de hoy soy yo quién ya no quiere nada. Ya no quiero que me toqué.

Últimamente entramos en el mundo de las personas con síndrome narcisista, develando detalles sobre su compleja personalidad y actitud. Etapas de una relación sentimental con un narcisista Cuando empezamos una relación sentimental, es porque deseamos un vínculo profundo con alguien, porque necesitamos adjudicar y recibir amor, cariño, belleza, acompañamiento en nuestras vidas. Pues bien, los narcisistas lo hacen por razones totalmente distintas. Y el ciclo se repite. Sobre-evaluación o Idealización: en esta etapa, el narcisista elige con mucho cuidado a su objetivo. En esta etapa, todo es maravilloso. El narcisista búsqueda mostrar todo lo que el otro desea de una pareja. Son excesivamente cariñosos, amorosos y atentos en esta etapa. Bombardean con amor y gachas a su víctima.

Bendición a la Sagrada Familia 1. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, «el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia» [1]. Como respuesta a ese anhelo «el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia» [2]. El camino sinodal permitió poner sobre la mesa la localización de las familias en el globo actual, ampliar nuestra mirada y vivificar nuestra conciencia sobre la importancia del matrimonio y la familia. Al mismo tiempo, la complejidad de los temas planteados nos mostró la necesidad de seguir profundizando con libertad algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales. Los debates que se dan en los medios de comunicación o en publicaciones, y aun entre ministros de la Iglesia, van desde un deseo libertino de cambiar todo sin suficiente advertencia o fundamentación, a la actitud de pretender resolver todo aplicando normativas generales o derivando conclusiones excesivas de algunas reflexiones teológicas. Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero anclar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales.

Con las personas con las que sí habla, probablemente no hable igual. Y dicen, también, que esta fanfarronería esconde mucha inseguridad. Hablar de sexo empero hablar realmente, con honestidad, con amistades, puede aportar beneficios, porque saber que a otros tal vez les ha pasado lo mismo puede ser esperanzador, así como enterarse de que no puede incentivar a pedir ayuda laboral. Pero puede también ser contraproducente. Por otro lado, hay quienes sostienen que estas conversaciones son capaces de acarrear un tema que a priori podría considerarse vulgar, a un lugar de empoderamiento, fundamentalmente femenino. Como con todos los temas sensibles, hay que conocer con quién hablarlo y hasta dónde llegar.

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